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este blog contiene la vida de maquiavelo y nos demuestra sus obras la gran importancia que fue para todos y tambien de q fugo un papel muy importante en la vida de la ciencia moderna en

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lunes, 8 de noviembre de 2010

la felicidad de maquiavelo






El Príncipe y su ética
El príncipe es un libro escrito por Maquiavelo para Lorenzo de Médicis, en muestra de su apreciación. Este libro habla de las distintas formas de obtener el poder, de como conservarlo y acresentarlo, bajo una ética muy particular.
Contraria a la ética que nos inculcaron desde niños; la aristoteliana, que nos habla del respeto la mesura, el equilibrio y que tiene como bien superior la felicidad. Esta la ética que plantea Maquiavelo en su libro.
Maquiavelo considera correcto de una manera diametralmente opuesta, en vez de teórica, de una manera práctica. Propone una ética pragmática, fría, mas que un ideal, un día a día, expresada en su máxima “El fin justifica los medios” es decir no importa como se logre mientas que se logre.
Considero la frase aplicable, pero con ciertas restricciones:

  • Siempre y cuando los medios no contradigan el fin.





  • Y el fin (sus beneficios u objetivos) sea muy poderoso.




  • En lo personal creo que esta ética, en el plano individual, puede ser llevada a acabo en situaciones excepcionales y no cotidianas, como solemos hacer. Además pienso que, aplicar ante cualquier situación, esta ética es un menoscabo a la inteligencia, ya que demuestra que no somos capaces de idear una solución que concilie los medios y el fin.
    Frente a estas dos éticas se nos presenta la pregunta, la ética ¿ Debe ser práctica o un ideal? Práctica, vivimos día a día, una cosa es lo que queremos hacer y otra es lo que hacemos pero, también, esta el mañana, por lo tanto debe ser una mezcla de las dos con dominacia de los ideales sobre las necesidades.
    Mas allá de lo esencial de libro se presentas ciertas ideas interesantes: ¿ Qué es mejor ser temido o amado? ¿ Qué cosas son BUENAS en un príncipe?
    Del libro extraje:
    • Temido no odiado.
    • Mas que amado, necesitado.
    • Piadoso pero no permisivo.
    • Si el pueblo satisface sus necesidades esta tranquilo. En buen chileno “ Guatita llena corazón contento”.
    • Será considerado como correcto todo lo que permita gobernar.
    Por ejemplo una niña de diez años que quedó embazada por violación ¿Debe abortar?
    • Es una niña y puede morir, además ya esta traumada con la violación, un hijo seria un estigma de por vida.
    • Ella mataría a su hijo.
    Su obra El Príncipe (1513):El príncipe o el gobernante, tiene como misión la felicidad de sus súbditos y ésta sólo se puede conseguir con un Estado fuerte. Para conseguirlo tendrá que recurrir a la astucia, al engaño y, si es necesario, a la crueldad. La virtud fundamental es la prudencia, para la conveniencia del Estado. Si el interés de la patria exige traición o perjurio, se comete. "La grandeza de los crímenes borrará la vergüenza de haberlos cometido". Los medios no importan: no es necesaria la moral, sino un realismo práctico, no lo que debe ser, sino lo que es en realidad. Política y moral son dos ámbitos distintos e incluso contradictorios. Aunque El Príncipe estuviera dedicado a Lorenzo de Medicis (1492-1519) [duque de Urbino], con la esperanza de recuperar la confianza perdida, Maquiavelo quiere presentar en su obra el arquetipo de cualquier político. Su personalidad debe poseer condiciones especiales para llegar al poder y mantenerse en él:
    • Capacidad de manipular situaciones, ayudándose de cuantos medios precise mientras consiga sus fines: lo que vale es el resultado. "El que consigue el poder es el Príncipe, el que consigue el orden y la paz son los súbditos".
    • El gobernante debe poseer seria destreza, intuición y tesón, así como habilidad para sortear obstáculos, y "moverse según soplan los vientos".
    • Diestro en el engaño: No debe tener virtudes, solo aparentarlas.
    • Amoral, indiferencia entre el bien y el mal, debe estar por encima.
    Para Maquiavelo la mejor forma de gobierno es la República: "el gobierno de muchos es mejor que el de unos pocos", y justifica la romana como la más perfecta. Aunque él era republicano y aspiraba a convertir a Florencia en un Estado fuerte, en El Príncipe acepta, como mal menor, que en ciertos momentos de corrupción y desorden que es mas útil y eficaz la acción de un solo personaje, adornado de cualidades excepcionales.

    en defensa de maquiavelo

    Maquiavelo es uno de los poquísimos pensadores de nuestra tradición que han dedicado al poder la centralidad de su pensamiento. Otro sería Nietzsche. Creo que los más de trescientos cincuenta años que separan a El Príncipe de la Genealogía de la moral no impiden poner en solfa algunas de las tesis más radicales de ambas obras para hacer que suenen como un armonioso dueto. Es más, posiblemente una se entienda mejor a la luz de la otra, como tantas veces ocurre, que una melodía queda más explícita con su contrapunto. Me parece que este es el caso de estos autores que se han dado en llamar "el primer moderno" y "el primer postmoderno".

    Maquiavelo, el Galileo de la política
    Una de las características más ponderadas de la filosofía moderna frente a la medieval es la autonomía de las ciencias, que se da con la revolución científica y que reviste un carácter de lucha contra lo establecido de cuya virulencia dan fe los procesos contra Galileo, Servet y Giordano Bruno, que aunque tardíamente, han sido absueltos por la institución eclesiástica. Maquiavelo, (1469-1527) que puede ser calificado como “el Galileo de la política”, aunque no fue condenado, tampoco ha sido reivindicado por la “opinión pública”, seguramente por haberse ocupado de una temática más sensible que la astronomía o la medicina. Revoluciona el orden de los planteamientos políticos, al no hacer un análisis del deber ser, sino que, dejando a un lado toda suerte de consideraciones éticas y doctrinales se centra en la cruda realidad. Este sesgo le valdrá la fama de "antiético", hasta el punto que a lo largo de la historia de la filosofía la palabra "maquiavélico" ha pasado a ser sinónima de diabólico. Pero lo que pretende este autor es simplemente considerar la política al modo en que los científicos modernos consideran las ciencias que les ocupan: autónomamente. Esta autonomía sigue siendo hoy en día tema tabú. Pensemos por ejemplo, cuan fácilmente participamos en discusiones, investigaciones o elucubraciones en medicina o astronomía que no involucran directamente la ética  aunque estemos convencidos de que siempre se barajan posturas o implicaciones éticas , mientras que nos rasgamos las vestiduras cuando se considera la política sin ética, como hace Maquiavelo; y sin embargo se le sigue considerando como el fundador de la ciencia política moderna por su manera de aislar la política como objeto de estudio, y de hallar las leyes de su dinámica.

    Su pensamiento escapa de las teorías para centrarse en el análisis de las realidades captables, librándose del dogmatismo y ensayando una vía que huya del examen de los argumentos justificativos (por ejemplo, los que esgrime cada bando en una contienda), para ocuparse en analizar los mecanismos reales que guían las acciones, mecanismos que no están en un orden ideal, sino en el mismo terreno de la acción política. Al aislar este terreno se halla ante hechos crudos tales como el de intentar averiguar cómo se gana o se pierde determinada cosa. En este tipo de averiguaciones no deambula hasta la consideración del sustrato metafísico de las acciones, sino que entra directamente en su análisis, siendo esta una de las principales peculiaridades de esta filosofía que apunta a un estudio del poder. Es sin duda el primer autor en la historia de la filosofia occidental que toma a este como tema central. "En este sentido Maquiavelo es uno de los primeros teóricos que han procurado desenmascarar las construcciones ideológicas que suelen acompañar al uso del poder público, es decir, es uno de los fundadores de lo que ha venido a llamarse sociología del conocimiento".1 Por su abordaje de la política como ciencia autónoma Maquiavelo merece pues el apelativo de "Galileo", sin embargo la comparación entre ambos autores no es extensible a otros temas, como podría ser el de la razón. Maquiavelo pone mas bien el acento en la historia y no en la razón. Además, a diferencia de Galileo, la razón para él es vista como un órgano de cálculo, y no como la facultad de conocer la esencia de las cosas o los misterios del mundo.

    Prototipo del hombre vital
    Si Maquiavelo merece también ser considerado como el primer filósofo político moderno es porque además de plantear la política en su autonomía, denuncia indirectamente la moral del esclavo para situarse intelectual y prácticamente en el terreno de la acción y la libertad. Es una cuestión de talante, podríamos decir, y en esto consiste su audacia: en poner sobre el tapete temas viscosos como son el poder, la fuerza, el orgullo, la sagacidad,... y en examinar francamente los hechos para intentar hacer una teoría política que plantee los problemas sin tapujos. En este sentido se le podría tildar de vitalista "avant la lettre", pues posee los atributos de la sinceridad y la ingenuidad que según Nietzsche caracterizan al hombre vital frente al resentido, que no es sincero ni consigo mismo. Este autor denuncia2 que gracias a la virtud sacerdotal la moral se ha vuelto "perversa" y "honda", frente a la moral aristocrática que sería la que encarna Maquiavelo: una forma de valoración que no se aparta de la acción, que no tiene absolutamente ninguna pretensión de "pureza", que según él sería "sana" porque no esconde resentimientos, sino que los saca explosivamente a flote, salvándose así de "aquella neurastenia y aquella afección intestinal que afectan casi de forma inevitable a los sacerdotes de todas las épocas"3 y  podríamos agregar  a la mayor parte de los intelectuales. Maquiavelo, sobrecoge al lector por el descarnado pragmatismo de su análisis. Sin embargo, no es más antiético que otros teóricos políticos, sobretodo modernos, que tienden a obviar que hay venganza, afán de poder, intrigas... y ponen la violencia en otro plano, sea como momento previo a la sociedad o como elemento adyacente, ajeno o sobrevenido a lo que sería un cuerpo social "sano" y "normal".

    Si para Nietzsche, decíamos, la moral sacerdotal es insana y perversa es porque basando sus valores en una forma complicadísima de odio, niega toda fuerza y toda violencia. La moral del caballero, del noble, cuyo prototipo sería Maquiavelo, basa sus juicios de valor en la acción vigorosa, libre y vivaz que no deja ni mucho menos de lado la corporeidad, la salud, la riqueza, la guerra, la aventura, la danza, la caza... rompiendo también el esquema judeo cristiano que denuncia Nietzsche cuando se refiere a la inversión de los valores, según el cual lo querido y bendecido por Dios sería la pobreza, la fealdad y la debilidad; cualidades que por supuesto no busca ninguno de los políticos para sí, ni en el presente ni en el pasado, aunque se proclamen seguidores de este tipo de valores.4
    Como muestra de esta actitud vitalista de Maquiavelo vaya esta anécdota. Se cuenta de él que pocos días antes de morir tuvo un sueño en el que se tropezaba con una turba descompuesta de harapientos mendigos, y cuando preguntó quienes eran, una voz le respondió que eran los bienaventurados del paraíso, porque estaba escrito que los pobres heredarían el reino de los cielos. Siguió andando y se encontró con un grupo de caballeros afables, corteses y bien vestidos, que discutían animadamente de cuestiones políticas. Entre ellos pudo reconocer a algunos sabios de la antiguedad. Entonces la voz misteriosa le comunicó que aquellos eran los condenados del infierno, pues está escrito que la sabiduría del mundo es enemiga de Dios. Al despertar y contar el sueño a sus amigos, Maquiavelo confesó que prefería estar entre estos últimos. Y es que el prototipo del príncipe maquiaveliano se forja en absoluto contraste con el modelo del monarca cristiano de la moral contrareformista. Con harta frecuencia durante el recorrido de las páginas de su obra, nos asalta la impresión de que se pretende "épatter les bourgeois", se adivina la pretensión de que esta teorización de la práctica actue como revulsivo en un mundo, el de la política, en el que la realidad está más que mistificada, sustituída por ideales.


    En conclusión
    Maquiavelo es uno de los primeros y raros autores en la tradición occidental que aborda el tema del poder desde su especificidad. Podemos denominarlo el primer moderno porque considera la autonomía del ámbito político. Desde una perspectiva actual habría que reivindicar su talante en por lo menos cuatro aspectos. En primer lugar por su “positivismo”, esto es, porque analiza lo que se ve, lo que se palpa, la realidad. En segundo lugar por lo que podríamos llamar un “vitalismo avant-la-lettre que se plasma en una sinceridad e ingenuidad indispensables para la crítica; así como en una reivindicación del cuerpo y de la dimensión física, posicionándose explícitamente contra una moral que castiga al cuerpo. En tercer lugar por su pragmatismo que de entrada reconoce que no se puede obviar la violencia. Esta no es previa al cuerpo social, algo “externo”, como sugerirán más tarde las teorías del contrato, sino inherente a él. Por último por su antinaturalismo que lo lleva a afirmar que la política es invención, creación, en este sentido no pertenece al dominio de lo “natural”. De ella destaca su historicidad para subrayar que es preciso asumir la experiencia, ir a la historia para extraer de ella enseñanzas.
    Además del talante, lo que aporta Maquiavelo a la reflexión política es un programa de temas a abordar: tanto el príncipe como el pueblo deben atender a las prácticas, a las acciones. Por todo ello podemos decir que la figura de Maquiavelo ha sido satanizada injustificadamente. Su empeño no consiste en dedicarse a bendecir crímenes y venganzas, sino en identificarlas como parte de la vida política. En ningún momento pretende fomentar tales desmanes, sino que trata de ver como reducirlos al mínimo en pro de la seguridad. Se trata de ver como hacerles frente. Tal vez si se hubiera asumido el planteamiento maquiaveliano la filosofía política moderna no hubiera caído tan estrepitosamente en planteamientos de un idealismo tan craso como en los que cayó e incluso en los que continua no pocas veces. Como señalábamos la doctrina maquiaveliana está más preocupada por abordar el problema de la seguridad que por brindar una teorización sobre qué sea el poder. Sin embargo por lo que llevamos dicho, sería importante rescatar su noción de poder para la filosofía política actual. Tal noción asocia el poder a fuerza y acción sin separar la acción del sujeto. El poder en sentido maquiaveliano es dominio sobre los demás hombres, sin dejar de destacar en primer plano la centralidad del dominio del hombre sobre las cosas.



    lunes, 1 de noviembre de 2010

    biografia de maquiavelo


    (Florencia, 1469-1527) Escritor y estadista florentino. Nacido en el seno de una familia noble empobrecida, Nicolás Maquiavelo vivió en Florencia en tiempos de Lorenzo y Pedro de Médicis. Tras la caída de Savonarola (1498) fue nombrado secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y César Borgia, entre otros.

    Nicolás Maquiavelo
    Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505. Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512).
    Como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513). Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra maestra, El príncipe (Il principe), que Maquiavelo terminó en 1513 y dedicó a Lorenzo de Médicis (a pesar de ello, sólo sería publicada después de su muerte).
    En 1520, el cardenal Julio de Médicis le confió varias misiones y, cuando se convirtió en Papa, con el nombre de Clemente VII (1523), Maquiavelo pasó a ocupar el cargo de superintendente de fortificaciones (1526). En 1527, las tropas de Carlos I de España tomaron y saquearon Roma, lo que trajo consigo la caída de los Médicis en Florencia y la marginación política de Maquiavelo, quien murió poco después de ser apartado de todos sus cargos.
    La obra de Nicolás Maquiavelo se adentra por igual en los terrenos de la política y la literatura. Sus textos políticos e históricos son deudores de su experiencia diplomática al servicio de Florencia, caso de Descripción de las cosas de Alemania (Ritrato delle cose della Alemagna, 1532). En Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio, 1512-1519) esbozó, anticipándose a Vico, la teoría cíclica de la historia: la monarquía tiende a la tiranía, la aristocracia se transforma en oligarquía y la democracia en anarquía, lo que lleva de nuevo a la monarquía.


    origen y explicación del termino maquiavelico


    La próxima vez que le digan "maquiavélico" sonría y diga gracias. Porque el malo de la película, el que sostenía que "el fin justifica los medios" y admiraba a los Borgia, está de vuelta al comenzar el siglo XXI. Sólo que esta vez convertido en una figura astuta pero encantadora, que explica mejor que nadie la nueva economía y los problemas de gobernar en un mundo globalizado.
    "Con el fin de la Guerra Fría y el reemplazo de las ideologías políticas por encuestas y consejeros mediáticos, su concepción pragmática del poder poder es la última moda", aseguró recientemente The New York Times, que le dedicó una serie de notas para explicar la catarata de textos sobre sus consejos políticos, su vida y obra de reciente aparición.
    Pero a la cabeza en las ventas -y ya agotado en las librerías argentinas- está "La sonrisa de Maquiavelo", la biografía escrita por el especialista de la Universidad de Princeton Maurizio Viroli, en la cual el filósofo florentino que se suponía "inspirado por el diablo" (incluso los ingleses llamaban Old Nick -Viejo Nick- al Príncipe de las Tinieblas en honor al pobre Nicolás) resulta ser un modelo de ciudadano participativo, fiel amigo, gran padre de familia y -sobre todo- buena persona.

    concepto de la ciencia moderna


    En las culturas de la antigüedad podemos encontrar básicamente dos visiones diferentes del Tiempo. Entre los hindúes, en Grecia, en China y para los mayas y aztecas, el Tiempo es cíclico, tanto a escala humana como cosmológica. Por el contrario el Judaísmo, inspirado en el Zoroastrismo, considera el Tiempo de una forma lineal, con un principio y un fin bien definido. Esta visión del Tiempo es heredada posteriormente por el Cristianismo y el Islam.
    Más recientemente Newton introduce las nociones de Tiempo y Espacio absolutos e inmutables, sin principio ni fin, aunque curiosamente sus ecuaciones de la Mecánica y la Gravitación eran perfectamente compatibles con la noción espacio y movimiento relativos introducida previamente por Galileo. En todo caso la Mecánica Clásica introducida por Newton incorpora de manera esencial la causalidad y el determinismo. El estado de un sistema en cierto momento determina completamente su evolución futura de una forma que en principio se puede determinar con precisión arbitrariamente alta. Este hecho llevó a Laplace a afirmar que si una mente superior conociera exactamente las posiciones y velocidades de todas las partículas que constituyen el Universo, y tuviera una capacidad de cálculo suficiente, podría alcanzar a saber con toda precisión cada detalle de la evolución futura del Universo. La Mecánica Clásica tiene también la propiedad de ser reversible en el tiempo. Esto significa que dada una evolución posible de un sistema mecánico, la secuencia que veríamos si pasáramos la película hacia atrás también es físicamente posible.

    surgimiento de la ciencia moderna



    El comienzo histórico exacto de la ciencia es indeterminable en el tiempo. Se plantea que su surgimiento tiene lugar en el momento "donde se descubre (o se establece) la relación de que unos fenómenos son "causa" y otros "efecto"".1
    La ciencia es un efecto necesario de la división social del trabajo y surge después que el trabajo intelectual se separa del manual y la actividad cognoscitiva se convierte en un género de ocupación específico de un grupo —al comienzo muy poco numeroso— de personas.2
    Desde la antigüedad existieron en diversas sociedades manifestaciones, más o menos desarrolladas, de interés por comprender al mundo. Estas se pueden calificar de científicas, y están enmarca das en el período que va desde media dos del primer milenio a.n.e. hasta las puertas de la revolución científica (siglo xv). Estas constituyeron premisas del surgimiento de la ciencia.3
    Dichas premisas se dieron en países del Oriente Antiguo, como Egipto, Babilonia, la India y China. Allí se acumularon y racionalizaron conocimientos empíricos sobre la naturaleza y la sociedad, surgieron los gérmenes de la astronomía, las matemáticas, la ética y la lógica.2
    El patrimonio de las civilizaciones orientales fue asimilado y transformado en un armónico sistema teórico en la Grecia Antigua, donde surgieron pensadores que se dedicaron especialmente a la ciencia y se deslindaron de la tradición religiosa y mitológica. Desde aquel entonces hasta la revolución industrial, la principal función de la ciencia fue explicativa, y su tarea funda mental consistió en proporcionar el conocimiento necesario para ampliar los horizontes de la visión del mundo y de la naturaleza, parte de la cual es el hombre mismo.2
    Sin embargo, el paso decisivo en la consolidación del pensamiento científico como institución social ocurrió en la Europa Occidental entre 1600 y 1700. En el capitalismo, la ciencia rompió con la visión de sí misma heredada de la antigüedad —como actividad primordial mente centrada en la comprensión intelectual del mundo sin actuar sobre él—, para convertirse en la base de la evolución técnica que caracteriza al mundo moderno, desde la revolución industrial (siglos xviii y xix) hasta nuestros tiempos.3
    Se entiende por revolución industrial al conjunto de transformaciones económicas y sociales que definieron el punto de partida del proceso de industrialización en general y que tuvieron lugar en Gran Bretaña entre los años 1760 y 1820.
    La existencia histórica de la ciencia moderna es relativamente reciente y, en términos generales, no se produjo más allá de los albores del capitalismo europeo de los siglos xvii y xviii. Tal coincidencia de origen dejó una profunda marca en el quehacer y en la conceptualización de la práctica científica-concepción instrumental, racionalidad económica que buscaba ganancias máximas mediante la reducción de los costos económicos de producción.3
    En la segunda mitad del siglo xv comenzó la primera revolución científica que liberó la ciencia del escolasticismo y dio inicio a las ciencias naturales modernas. Mas esta revolución, que duró casi hasta el siglo xviii, no estuvo acompañada por una revolución similar en la técnica, que en ese período toda vía se desarrollaba a partir de los éxitos empíricos obtenidos gracias a su propia práctica.4
    Las invenciones técnicas —aquellos instrumentos o procedimientos mediante los cuales la humanidad se relaciona y transforma su medio y que no implican la utilización de conocimientos científicos, a diferencia de los avances tecnológicos— se debían por lo general a una larga búsqueda empírica, y los descubrimientos esporádicos logrados por uno u otro científico individualmente no se ponían en práctica durante mucho tiempo.4
    Al aparecer la gran producción maquinizada, se crearon las condiciones necesarias para que la ciencia se convirtiera en un factor activo de la producción y se planteó como su principal tarea el conocimiento de la transformación de la naturaleza.2
    En la época actual, a diferencia de la pasada, los logros de la ciencia se introducen en la producción con una rapidez mayor, gracias a la disminución del tiempo que transcurre entre los descubrimientos científicos y su utilización práctica. Tal revolución abarcó simultáneamente la esfera de la ciencia y de la técnica; de ahí que se le identifique como la Revolución Científico Técnica.4


    relacion entre maquiavelo y la ciencia moderna



    En la ciencia política nadie ha sido más importante que Niccolo Machiavelli, pues sentó las bases, con su conocida obra El Principe, para la creación de la ciencia política mundial.
    La vida de Nicolás Maquiavelo puede dividirse claramente en tres etapas: la primaria, la de la función pública y la del exilio. En su primera etapa, Nicolás Maquiavelo escribió El Príncipe, inspirado por Lorenzo de Médici, quien se encontraba con el poder en Florencia, Italia.
    Ya en su segunda etapa y coincidiendo con la caída de los Médici, Maquiavelo ingresó al servicio público florentino, como secretario, canciller y secretario de la segunda cancillería, hasta el regreso de los Médici impulsado por el Papa León X, en donde fue acusado por traición a esa familia y finalmente terminó siendo exiliado.
    De esta división de su vida, se desprende el origen de El Príncipe, pues como ya habíamos mencionado, en sus primeros años escribió su obra, fundamental para la filosofía política moderna, inspirado en Lorenzo de Médici, sin embargo, una vez reinstaurado el régimen de los Médici, Maquiavelo trató de agradar al nieto ahora en el poder, dedicándole su importante obra.
    Escribió Nicolás Maquiavelo en la dedicatoria de El Príncipe que “los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentársele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen... y aunque juzgo esta obra indigna de Vuestra Magnificencia, no por eso confío menos en que sabréis aceptarla”.
    Sin embargo, Lorenzo de Médici no supo aceptar esta obra de la literatura universal, despreciando lo que le dedicó Maquiavelo y enviándolo al exilio.
    Adentrándonos un poco en El Príncipe es claro el método histórico utilizado por Nicolás Maquiavelo en su elaboración, como él mismo lo afirma en la misma introducción de su obra, al señalar que El Príncipe es resultado de todo cuanto aprendió en muchos años y... “no he adornado ni hinchado esta obra con cláusulas interminables, ni con palabras ampulosas y magníficas... es el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas”.